
En una ceremonia con aforo reducido, y encabezada por el Presidente de Chile, Sebastián Piñera, Codelco dio inicio oficial a las obras de Rajo Inca, un importante proyecto de ampliación que busca dar continuidad a División Salvador.
«Hoy estamos muy contentos de poder desechar ese fantasma que rondaba estas tierras, para darles la tranquilidad y proyección que significan 47 años por delante, porque hoy estamos acallando esos temores. El Rajo Inca, que está a mis espaldas, le da una nueva vida a Salvador», dijo el Presidente Piñera.
A través de un cambio radical en el método de explotación, que hasta ahora se realizaba principalmente por minería subterránea, con este proyecto se extraerán los minerales de cobre a cielo abierto, y se optimizará la infraestructura existente para su procesamiento.
Con la explotación en superficie, Salvador pasará de las actuales 60.000 t de cobre fino a una producción de 90.000 t anuales, lo que supone un 50% más de producción. La producción plena en Rajo Inca comenzará en la primera mitad de 2023.
Más vida útil para este complejo minero
Este proyecto, que supone una inversión de 1.383 millones de dólares y contará con 2.400 puestos de trabajo en el periodo de máxima construcción, extenderá la vida útil de Salvador, que inició sus operaciones en 1959, hasta 2070.
Al respecto, el Presidente del Directorio de Codelco, Juan Benavides, señaló que: «Hasta ahora esta división dependía de tres minas subterráneas. La nueva Salvador obtendrá todo el aporte del mineral desde un solo rajo abierto, con leyes de cobre 40% superiores a las actuales, lo que influirá en el aumento de la producción y la productividad.»
Además, Benavides destacó que con la inauguración de este proyecto «avanzaremos en la recuperación de nuestra posición histórica como polo de innovación y tecnología en Atacama. Con disciplina, cumpliremos y haremos cumplir los compromisos adquiridos».
Algunos de los compromisos de Codelco desde el inicio de las obras de Rajo Inca son que durante el proceso de ejecución se tomarán una serie de medidas voluntarias, como la contratación de mano de obra local para las fases de construcción y operación, la contratación de mano de obra con enfoque de género igualitario, el apoyo al emprendimiento local y las prácticas técnico-profesionales para estudiantes secundarios de las comunidades vecinas.
Finalmente, este complejo minero producirá cátodos y concentrados que podrán ser enviados al Puerto de Barquitos o a la fundición de Potrerillos. Además, el proyecto implica un aporte al PIB regional de 3% y una contribución al empleo directo e indirecto a la tasa de ocupación de la región, que se calcula en 9% en las comunas de Diego de Almagro y Chañaral durante la vida del proyecto.