Casi un año después del desgarrador crimen que puto a los hermanos Karen y Eduardo Guerrero Toledo, la conmoción provocada en El Salvador por su desaparición y posterior hallazgo sin vida ha dado un giro significativo. Este lunes, las autoridades salvadoreñas y guatemaltecas anunciaron la captura de un pandillero, identificado como Abraham Cornejo Hernández, conocido por sus apodos «Anona» y «Skyper», quien está vinculado al caso. Tras las investigaciones lideradas por la Fiscalía salvadoreña, se confirmó que los jóvenes, de 20 y 18 años, eran raptados a mediados de septiembre de 2021 y asesinados pocas horas después. La detención de Cornejo Hernández se produjo en Guatemala, junto a otro miembro de la Mara Salvatrucha (MS-13), lo que marca un avance en la búsqueda de justicia para las víctimas.
El Centro Antipandillas Transnacional (CAT) ha informado que Cornejo Hernández fue capturado en Chiquimulilla, Santa Rosa, donde también fue detenido Dennys Iván Ramírez, conocido como «Negro». Según las autoridades, este último era el encargado de coordinar homicidios y extorsiones desde Guatemala, específicamente en el municipio de Nuevo Cuscatlán en El Salvador. Estos arrestos subrayan los esfuerzos transnacionales para combatir la criminalidad y frenar el auge de las pandillas, que ha sido un desafío persistente en la región centroamericana.
Abraham Cornejo Hernández, apodado «Anona», es ahora señalado no solo por el asesinato de los hermanos Guerrero Toledo, sino también por haber ordenado decenas de homicidios en la región de La Libertad. Las investigaciones revelan que él y Ramírez se habían refugiado en una residencia guatemalteca por temor a ser atrapados y llevados ante la justicia salvadoreña. Esta colaboración entre las fuerzas de seguridad de ambos países es vista como un paso importante para desarticular las redes criminales de las pandillas que operan con impunidad a través de las fronteras.
La tragedia de la familia Guerrero Toledo resonó profundamente en El Salvador, especialmente con el testimonio desgarrador de Ivette Toledo, madre de Karen y Eduardo, quien luchó incansablemente durante tres meses por encontrar a sus hijos. El dolor de su búsqueda culminó en diciembre de 2021 cuando se localizaron los cuerpos en una fosa común, dejando al país con una herida abierta. La identificación de los jóvenes fue posible gracias a características dentales, un angustioso recordatorio del sufrimiento en el que se ha visto atrapada la sociedad salvadoreña a manos de la violencia desatada por las pandillas.
En respuesta a la creciente ola de violencia, el presidente Nayib Bukele ha intensificado su estrategia de combate a las pandillas a través de un régimen de excepción que permite detenciones sin orden judicial. Desde su implementación en marzo, más de 60,000 supuestos pandilleros han sido encarcelados. Si bien este enfoque ha sido respaldado por muchos salvadoreños que buscan seguridad, también ha sido objeto de críticas por parte de organismos internacionales de derechos humanos, que cuestionan la legalidad y las condiciones de este estado de excepción. A medida que las autoridades continúan persiguiendo a los responsables del crimen de los hermanos Guerrero, el debate sobre la seguridad y los derechos humanos en El Salvador sigue siendo relevante.