Este 4 de julio se conmemora el 125 aniversario del nacimiento de Ukichiro Nakaya, un nombre que resuena con fuerza en el campo de la física y el estudio de los copos de nieve. Nakaya nació en Kaga, Japón, en 1900. Desde joven mostró gran interés por la ciencia, logrando graduarse en física en 1925 en Tokio. Su trayectoria académica lo llevó a realizar estudios de doctorado entre Tokio y Londres, pero fue en Hokkaido, donde se convirtió en profesor en la Universidad de Sapporo, donde encontró las condiciones ideales para su apasionante investigación sobre la nieve, dado el clima particularmente frío de la región.
Desde 1932, Nakaya comenzó un meticuloso trabajo de recolección y fotografía de copos de nieve, logrando catalogar más de 3,000 muestras. Sus investigaciones no sólo ampliaron el conocimiento sobre la estructura de estos fascinantes cristales de hielo, sino que también sentaron las bases para la clasificación y el estudio detallado de sus formas. Ante la majestuosidad y la diversidad visual de los copos, Nakaya se convirtió en una figura clave en la comprensión de cómo distintos factores atmosféricos, tales como la temperatura y la humedad, influyen en la formación de cada copo de nieve, haciéndose eco de la obra de histórico como Johann Kepler y René Descartes.
Para poder observar y analizar los copos de nieve bajo condiciones controladas, Nakaya diseñó una cámara especial que le permitió experimentar con la temperatura y la humedad. Fue un proceso arduo donde los fracasos fueron inevitables, pero su persistencia dio sus frutos cuando logró crear los primeros copos de nieve artificiales a partir de una delicada semilla obtenida de un pelo de conejo. Este descubrimiento no sólo lo puso a la vanguardia del estudio de la nieve, sino que también llevó a la formulación del diagrama morfológico de Nakaya, el cual es fundamental para predecir la forma que un copo de nieve adoptará en función de las condiciones en que se forme.
A través de sus años de estudio, Nakaya comprendió que la naturaleza de los copos de nieve es un fenómeno complejo. A raíz de su investigación, se dio cuenta de que cada copo posee una historia única, resultado de su evolución a través de variaciones en la temperatura y la humedad durante su descenso. Esto no solo destacó la belleza de cada copo como una obra de arte natural, sino que también incentivó futuras investigaciones que continúan hasta hoy en día, buscando entender los patrones de crecimiento de los cristales de hielo y sus implicaciones en el cambio climático.
El legado de Ukichiro Nakaya perdura en la ciencia moderna y en la admiración que sentimos por la nieve. Tras su muerte en 1962, su espíritu sigue vivo en las investigaciones y la curiosidad sobre estos cristales etéreos. Hoy, a 125 años de su nacimiento, su trabajo es recordado no solo por su valor científico, sino también por la reverencia hacia la naturaleza que promovió. Su hija, Fujiko Nakaya, también ha contribuido a este legado, creando obras artísticas que combinan hielo y niebla, evocando la filosofía de su padre: «Para entender al hielo, tienes que escuchar al hielo», una invitación a observar y apreciar la majestuosidad del mundo natural.