La situación en Perú ha alcanzado un nivel crítico, como lo describe Darío Lucas, un guatemalteco atrapado en Cusco, en medio de protestas masivas y crecientes. La escasez de alimentos se ha convertido en una de las mayores preocupaciones, obligando a Lucas y su pareja a enfrentar el peligro en un contexto de disturbios violentos. Las manifestaciones que originalmente parecían ser pacíficas, se transformaron en enfrentamientos y sabotajes, provocando un ambiente hostil que afecta no solo a los habitantes locales sino también a turistas, quienes se encuentran varados sin poder regresar a sus países de origen.
El estado de emergencia declarado por el gobierno peruano refleja la gravedad de la crisis. Las carreteras y accesos principales están bloqueados por barricadas, y la presencia policial, aunque considerable, no es suficiente para controlar la situación. Según Lucas, las manifestaciones en Cusco han escalado, con actos de vandalismo y agresiones a la propiedad pública, lo que ha llevado a un ambiente de constante tensión. ‘Estamos only a diez cuadras del Centro Histórico y la situación sigue siendo peligrosa, con cristales rotos y barricadas en las calles’, comentó Lucas, resaltando la urgencia por un retorno a la normalidad.
Con temperaturas que rondan los 8 grados Celsius, el clima en Cusco agrava aún más la situación del grupo de turistas guatemaltecos, quienes, además de lidiar con la violencia, enfrentan la dificultad de conseguir alimento. El hotel donde se hospedan ha encontrado dificultades para proveer comidas, obligándolos a salir a buscar alimento a pesar del riesgo que esto implica. En su último intento, lograron comprar una pizza, pero la violencia renovada les obligó a retirarse repentinamente, dejando su situación aún más precaria y amenazante.
Las protestas en Perú han cobrado un alto costo, con al menos siete muertos y cientos de heridos, lo que refuerza el sentido de urgencia entre los turistas atrapados y los residentes. Darío Lucas representa solo uno de los muchos extranjeros que claman por una solución pronta a esta crisis. La Embajada de Guatemala ha estado en contacto con los varados para evaluar cómo brindar apoyo, pero la incertidumbre persiste mientras las manifestaciones continúan y las puertas del aeropuerto siguen cerradas. La posibilidad de un regreso a casa parece difusa, afectando no solo a Lucas y su pareja, sino a otros ciudadanos guatemaltecos que también se encuentran en la misma situación.
El trasfondo de las manifestaciones es complejo, ligado a la reciente destitución del expresidente Pedro Castillo y al ascenso de Dina Boluarte como presidenta del país. A pesar de los intentos del nuevo gobierno por calmar la situación, las protestas han crecido, y no solo en Cusco, sino en varias regiones del país. La presión social aumenta ante la propuesta de adelantar las elecciones una vez más, como una posible salida a la crisis. En medio de este contexto convulso, los grupos como el de Lucas enfrentan no solo el desafio de la violencia en las calles, sino la errática realidad de un intento de colaboración y retorno a la normalidad en un país que atraviesa tiempos difíciles.