Durante más de medio siglo, la biología ha sostenido que las neuronas dependen casi exclusivamente de la glucosa para funcionar, considerándola su fuente de energía primordial. Sin embargo, un revolucionario estudio publicado en **Nature Metabolism** ha desafiado esta noción establecida. Investigadores de la Universidad de Yale y Cornell han descubierto que las neuronas también pueden quemar grasa como parte de su metabolismo cotidiano. Esta noción de que nuestro cerebro no solo realiza procesos cognitivos, sino que también utiliza los lípidos como fuente de energía, abre nuevas perspectivas sobre el funcionamiento cerebral y su complejidad.
Los científicos han identificado una enzima, DDHD2, que actúa como una lipasa sináptica, esencial para procesar las pequeñas gotas de triglicéridos almacenadas en las sinapsis neuronales. La investigación reveló que al bloquear esta enzima en ratones, se acumulaban dichas gotas de grasa, lo que provocaba una notable disminución en la actividad cerebral y pérdida de energía. Los ratones exhibieron un comportamiento similar al letargo observado durante el ayuno extremo, poniendo de manifiesto la relevancia de la combustión de grasa para la comunicación neuronal eficiente y el mantenimiento de la actividad eléctrica en el cerebro.
A medida que se profundizaba en los hallazgos, se descubrió que la actividad eléctrica de las neuronas regula la utilización de grasa. La inhibición de la comunicación eléctrica llevó a la acumulación de lípidos, mientras que la activación neuronal provocó un aumento en el consumo de estas reservas de grasa. Cada impulso eléctrico, por lo tanto, genera un pequeño «chispazo metabólico» que respalda la producción de ATP, la energía necesaria para las múltiples funciones celulares. Esta flexibilidad metabólica resalta cómo las neuronas optimizan su funcionamiento para mantener la actividad, aún en condiciones desafiantes.
El impacto de este descubrimiento no solo reside en la biología básica, sino también en su posible aplicación clínica. La mutación del gen DDHD2 se relaciona con una enfermedad hereditaria rarísima, la paraplejía espástica compleja tipo 54, que afecta la función motora y cognitiva. Al comprender cómo la falta de esta enzima altera el metabolismo lipídico en las sinapsis, los investigadores ilustran la conexión entre metabolismo y función neuronal. Esto plantea cuestiones importantes sobre terapias potenciales para enfermedades neurológicas complejas como el Alzheimer y el Parkinson, ya que la manipulación del metabolismo lipídico podría ofrecer nuevas formas de intervención.
En conclusión, este estudio subraya la flexibilidad metabólica del cerebro, que puede utilizar diferentes fuentes de energía según sea necesario. La capacidad de las neuronas para quemar no solo glucosa, sino también grasas, redefine lo que entendemos acerca de los procesos cognitivos y la salud cerebral. A medida que la frontera entre el metabolismo y el pensamiento se vuelve más difusa, también se abre un camino emocionante hacia la investigación biomédica, con el potencial de rediseñar estrategias terapéuticas y mejorar nuestra comprensión acerca de cómo el cerebro humano funciona.










