Durante las últimas semanas, la prensa internacional ha estado en el centro de un debate fascinante sobre el cometa 3I/ATLAS, un objeto interestelar que desafía las expectativas y alimenta la curiosidad científica. A pesar de la incertidumbre alrededor de su naturaleza, es evidente gracias a exhaustivas observaciones que este cometa es, en efecto, una manifestación clásica de la actividad cometaria. Imágenes recientes han confirmado la existencia de una coma, una característica esencial que refleja su naturaleza, lo que ha permitido al Grupo de Investigación sobre Asteroides, Cometas y Meteoritos del ICE-CSIC/IEEC hacer un seguimiento detallado de su trayectoria desde sus primeros días. Las observaciones del 5 de julio son un testimonio de esta actividad, mostrando claramente la formación de su coma.
Recientes investigaciones lideradas por la profesora Bin Yang de la Universidad Diego Portales, en Chile, han empleado tecnologías avanzadas para proporcionar un análisis más profundo del cometa 3I/ATLAS. Utilizando los telescopios Gemini-S/GMOS y NASA IRTF/SpeX, el equipo obtuvo espectros tanto en la banda visible como en el infrarrojo cercano, justo después del descubrimiento del cometa. Estas observaciones no solo confirmaron la naturaleza cometaria del 3I/ATLAS, sino que también ofrecieron una visión valiosa de su composición y características. Los resultados, que se publicaron recientemente en ArXiv, confirman la importancia de la ciencia colaborativa a nivel global en el estudio de fenómenos celestiales.
Desde el lente óptico, el cometa 3I/ATLAS revela una intrigante característica: presenta una pendiente enrojecida que lo vincula con ciertos asteroides de clase espectral D en nuestro sistema solar. Estos asteroides son notoriamente oscuros y poco reflectivos, compuestos principalmente por carbono. Sin embargo, el espectro infrarrojo del cometa se aplana significativamente, lo que sugiere la presencia de grandes partículas de hielo de agua en su coma. Esta combinación de propiedades espectrales proporciona pistas adicionales sobre su formación y su viaje a través del espacio, sugiriendo que proviene de una región interior de un sistema planetario antes de ser expulsado al espacio intergaláctico.
El estudio realizado por Yang y su equipo ha revelado que el 3I/ATLAS posee una mezcla de polvo que se asemeja a condritas carbonáceas, junto con una significativa cantidad de hielo de agua. Este 30% de hielo de agua es especialmente intrigante, ya que indica que el cometa podría contener materiales que son familiares para los científicos, lo que abre nuevas preguntas sobre su origen en un sistema planetario lejano. A pesar de que el cometa ha sido clasificado como un objeto con características típicas de cometas, su inusual composición podría proporcionar información crucial sobre la formación y evolución de los sistemas planetarios.
Finalmente, aunque algunos han cuestionado la presencia de una coma extendida en el 3I/ATLAS, las observaciones han demostrado que este objeto cuenta con una envoltura gaseosa significativa, dominada por dióxido de carbono y un campo de polvo que se extiende a lo largo de cientos de miles de kilómetros. Esto no solo hace que el cometa sea visible desde la Tierra a enormes distancias, sino que también aporta a la complejidad de su historia. Habida cuenta de la naturaleza de su composición y la posibilidad de que el cometa haya acumulado una superficie irradiada por cósmicos a lo largo de su viaje, se plantean nuevas interrogantes sobre su actividad y su significado dentro del contexto más amplio de la exploración espacial. Las futuras misiones, en particular Psiquiatra de la NASA, tienen el potencial de desvelar aún más secretos sobre este intrigante cuerpo celeste.










