Apagón en España: La Crisis Eléctrica que Nos Afecta

El 28 de abril de 2025, España vivió un momento que quedará grabado en la memoria colectiva: un apagón eléctrico que afectó al país entero, dejando a ...

El 28 de abril de 2025, España vivió un momento que quedará grabado en la memoria colectiva: un apagón eléctrico que afectó al país entero, dejando a millones de ciudadanos sin luz ni acceso a servicios básicos. A las 9:09 PM, mientras el sol se ocultaba tras el horizonte, la situación se volvía cada vez más desesperante. Desde la capital madrileña hasta las remotas aldeas, los hogares se oscurecieron de repente, y el caos se desató en los aeropuertos, estaciones de tren y en las calles. Mientras se espera médicos y ambulancias en un servicio crítico, la pregunta queda en el aire: ¿Qué ocurrió realmente? ¿Por qué se pudo llegar a tal situación sin un plan de emergencia claro?

En medio del desorden, muchos viajeros, como Fernando Valladares, intentaban abordar su vuelo sin saber que el sistema eléctrico nacional había colapsado. En el aeropuerto de Barajas, la oscuridad da paso a la confusión: la megafonía no funcionaba, las tiendas se paralizaban mientras el personal no podía realizar cobros y los pasajeros se quedaban varados. La indiferencia ante el inminente problema se hizo evidente, y la falta de información aumentó la angustia entre los presentes. Las redes sociales, que podrían haber ofrecido una visión más clara de la situación, resultaron inútiles por la caída de las torres de telecomunicaciones. Lo que comenzó como un simple viaje se convirtió en una experiencia límite, en la que la precariedad del servicio eléctrico quedó a la vista.

Encerrados a bordo del avión en el que esperaban despegar a Frankfurt, los pasajeros solo contaban con las palabras tranquilizadoras de los sobrecargos. Sin embargo, la incertidumbre era palpable. Mientras la escalera de embarque permanecía atascada debido a un apagón general, la desesperación crecía. ¿Por qué la red eléctrica, que había sido calificada de versátil y segura, falló en un momento donde más se le necesitaba? La imagen de un país moderno y tecnológicamente avanzado se desmoronaba en la mente de cada uno de esos viajeros, que por un instante se sintieron vulnerables. Tras una larga espera, el avión finalmente comenzó a moverse, dejando atrás a una España agitada, aún tratando de entender la dimensión de lo que sucedía.

La presidenta de Red Eléctrica Española (REE) había afirmado previamente que un apagón en el país era una posibilidad remota, pero el evento del 28 de abril evidenció que la realidad puede superar las previsiones más optimistas. En una época donde la infraestructura es clave, resulta alarmante la falta de un protocolo efectivo ante emergencias de tal magnitud. Los ciudadanos tuvieron que improvisar ante la falta de luz y el acceso restringido a servicios esenciales. No había luz ni información, lo que dejaba a millones dependientes de decisiones improvisadas en un momento crítico. Este evento no solo plantea interrogantes sobre la resistencia del sistema eléctrico, sino también sobre la preparación y respuesta ante emergencias en toda la nación.

A medida que el cambio climático intensifica sus efectos, se vuelve apremiante repensar cómo se gestiona la electricidad en un país aún anclado a modos de operación del pasado. Con temperaturas más extremas y un consumo que supera la capacidad de respuesta del sistema, los apagones que antes parecían improbables ahora se convierten en una amenaza real. La privatización del sector eléctrico, que en teoría debería agregar eficiencia, ha creado un escenario donde la seguridad se ve sacrificada en aras de maximizar las ganancias. La lección del apagón de abril debe servir como un llamado a la acción: invertir en infraestructura, actualizar protocolos de emergencia y asegurar que la red eléctrica pueda soportar crisis futuras, no es una opción, es una necesidad.

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