En un giro inesperado, las redes sociales han sido invadidas por una ola de contenido surrealista que desafía toda lógica: los llamados animales brainrot. Un tiburón con zapatillas de deporte, un cocodrilo convertido en avión y un elefante con cuerpo de cactus son solo algunos de los ejemplos que han dejado boquiabiertos a los usuarios. Este fenómeno, denominado #AIBrainrot, se basa en la generación de imágenes absurdas, muchas de ellas producidas mediante inteligencia artificial de baja calidad, combinadas con narraciones absurdas o repetitivas y efectos visuales chocantes. La esencia de este movimiento es el humor que surge de lo incongruente y el bombardeo sensorial, propiciando un espacio donde la creatividad desbordante y la falta de sentido son celebradas. Las plataformas como TikTok y YouTube Shorts han visto en este contenido un nuevo motor de atracción y viralidad, facilitado por la accesibilidad de herramientas de creación asistida por IA.
El concepto de brainrot ha tomado relevancia en la cultura digital actual, siendo designado como el término del año por el Diccionario Oxford en 2024. Este neologismo describe el deterioro mental que sufren las personas debido al consumo desmedido de contenido trivial y superficial en línea. En una era donde el contenido se produce y consume a una velocidad frenética, el brainrot se convierte en una metáfora del impacto que tiene esta saturación sobre nuestra facultad de discernimiento y atención. Así, el fenómeno #AIBrainrot no solo es un reflejo humorístico de las capacidades de la IA, sino también una crítica a la manera en que interactuamos con la tecnología y el contenido digital, inmersos en un ciclo de inmediatez y superficialidad.
Los orígenes de esta corriente pueden rastrearse hasta los memes absurdos que capturaron la atención de los jóvenes en plataformas como 4chan y Tumblr, donde el humor se volvió más abstracto y sin sentido. Memes como Skibidi Toilet y Smurf Cat han sentado las bases de lo que se conoce hoy como brainrot, donde la narrativa extravagante se combina con imágenes incongruentes para desatar una risa inesperada. Este enfoque en lo absurdo logra conectar con las audiencias más jóvenes, quienes encuentran en estos formatos una forma de escapar de la monotonía y rigidez de la rutina diaria. La tendencia es una respuesta cultural que desafía las normas y propone una nueva forma de entretenimiento que abraza lo ilógico y lo chocante, utilizando cortos fragmentos de video que no suelen exceder los 20 segundos.
En la cultura del meme, el shitposting y los dank memes han marcado un hito en la evolución de esta forma de expresión digital. El shitposting se manifiesta como contenido deliberadamente de baja calidad, diseñado para provocar reacciones, mientras que los dank memes han buscado introducir más capas de complejidad e ironía. La delgada línea que separa ambos conceptos ha hecho que muchos usuarios se sumerjan en un fiero debate sobre la calidad del contenido que consumen y crean. A medida que las audiencias se han expandido y la crítica hacia la superficialidad de Internet ha tomado fuerza, el humor absurdo se ha transformado en una poderosa herramienta de resistencia ante la banalización de nuestras interacciones digitales.
Sin embargo, no sólo los internautas han tomado nota del fenómeno; marcas y empresas han encontrado en el #AIBrainrot una oportunidad de oro para conectar con audiencias jóvenes. Desde la oficina de turismo de Benidorm hasta Dominos Pizza y el club de fútbol Juventus, todos han hecho su propia interpretación de este contenido absurda. Estas estrategias de marketing en tiempo real reflejan la capacidad de las empresas para adaptarse a las tendencias emergentes de forma rápida y humorística. Sin duda, esta ironía inherente –donde la sátira sobre la cultura digital se convierte en el propio producto consumido– pone de relieve una paradoja, al mismo tiempo que nos recuerda lo efímero y caprichoso del fenómeno cultural en la era de la información.










