El terremoto de Kamchatka, Rusia, de magnitud 8.8, ha sido catalogado como uno de los diez mayores seísmos registrados en la historia. Ocurrido el 30 de julio, se ha revelado que este cataclismo se origina en una significativa superficie de ruptura de aproximadamente 600 kilómetros en la falla, con desplazamientos de más de 10 metros, lo que indica la enorme energía liberada durante el evento. A pesar de que el sismo tuvo lugar hace más de tres semanas, los instrumentos sismográficos en San Pablo, Toledo, continúan registrando movimientos de la Tierra, lo que subraya la persistente actividad sísmica generada por este terremoto de gran magnitud.
Las ondas sísmicas generadas por el terremoto viajan a través del planeta y son captadas por estaciones de sismografía en todo el mundo, incluidas las de la red sísmica española en Toledo. Las mediciones de la estación PAB muestran cómo el terreno vibró debido a la energía liberada por el sismo, cuyas ondas alcanzaron Toledo casi una hora después del evento inicial. El sismograma registra los movimientos del suelo, reflejando el tiempo en el eje horizontal y la amplitud del movimiento en el vertical, lo que permite analizar la naturaleza del terremoto y su impacto.
Las ondas sísmicas que se producen durante el terremoto de Kamchatka son capaces de circunvalar la Tierra y, al hacerlo, se atenúan lentamente. Estas ondas se pueden detectar en estaciones sísmicas cada tres horas, generando un patrón rítmico de llegadas. En Toledo, se han registrado numerosas rondas de ondas, siendo evidente que estas han recorrido más de 150,000 kilómetros, lo que equivale a más de un tercio de la distancia entre la Tierra y la Luna. Este fenómeno resalta la gran escala del terremoto y su capacidad para afectar distintos puntos del planeta.
Tras eventos sísmicos de gran magnitud, la Tierra resuena en determinados periodos que pueden persistir durante días o incluso semanas, lo que permite a los científicos estudiar las propiedades físicas del interior del planeta. En esencia, esta resonancia se asemeja al eco que produce una campana tras ser tocada. Durante este tiempo post-terremoto, los especialistas pueden desentrañar información valiosa sobre la composición y estructura interna de la Tierra, lo que contribuye notablemente al campo de la geofísica.
Uno de los modos de resonancia más interesantes relacionado con el terremoto de Kamchatka es el modo 0S0, que está asociado con la dilatación y contracción del radio terrestre cada 20,5 minutos. Este fenómeno, conocido como la «respiración de la Tierra», ilustra cómo nuestro planeta continúa ‘hinchándose’ y ‘deshinchándose’ tras el evento sísmico. La persistencia de este efecto, que puede ser observado durante más de dos meses, revela la magnitud del terremoto y resalta la complejidad de los procesos que tienen lugar en el interior de la Tierra.










