La sonda espacial Lucy de la NASA ha capturado imágenes extraordinarias del asteroide 52246 Donaldjohanson, un cuerpo celeste cuyo nombre honra al destacado paleoantropólogo estadounidense Donald Carl Johanson. Este descubrimiento es significativo no solo por su conexión con la famosa Australopithecus Lucy, sino también porque brinda a los científicos una visión sin precedentes de los asteroides, cuyo estudio es crucial para entender la historia y evolución de nuestro sistema solar. Las imágenes obtenidas son un claro ejemplo del valor de las misiones espaciales, pues permiten observar las dimensiones y características de estos asteroides, cuyos secretos han permanecido ocultos durante millones de años.
El asteroide Donaldjohanson es representativo del grupo de meteoritos conocido como condritas carbonáceas, lo que indica que contiene un pequeño porcentaje de carbono en su composición. Localizado en la región interior del cinturón principal de asteroides, este objeto presentó hasta hace poco un conocimiento muy limitado. Las estimaciones iniciales hablaban de un tamaño promedio de 5 kilómetros; sin embargo, las imágenes de la sonda Lucy revelan un asteroide de forma bilobular, con dimensiones precisas de 8 kilómetros y 3.5 kilómetros en sus dos ejes principales. Este descubrimiento subraya la importancia de las misiones de exploración espacial en la ampliación de nuestro entendimiento sobre estos cuerpos celestes.
Con su estructura bilobular, el asteroide Donaldjohanson se presenta como un superviviente de colisiones cósmicas de importancia monumental. Este fenómeno se estima ocurrió tras la unión de dos asteroides que, gracias a un impacto a baja velocidad, se fusionaron, formando un «cuello rocoso» que muestra pliegues generados por el choque. La presencia de esta peculiar forma no solo atrae la atención de los científicos, sino que también proporciona pistas sobre la dinámica de los cuerpos grandes en el cinturón de asteroides y la naturaleza de los impactos que han moldeado su historia.
Donaldjohanson pertenece a la familia de asteroides 163 Erígone, la cual se originó hace aproximadamente 170 millones de años, tras una colisión catastrófica que fragmentó el cuerpo progenitor en múltiples trozos. La estructura de Donaldjohanson sugiere que este asteroide es un compuesto de varios bloques de ese anterior cuerpo madre. Este interés radica en que la familia de Erígone es excepcionalmente joven en términos astronómicos y ofrece a los científicos una oportunidad única para estudiar los efectos de colisiones recientes en el sistema solar y cómo estos eventos han influido en la formación de asteroides.
Las imágenes reveladas por Lucy han mostrado varios cráteres de impacto en la superficie de Donaldjohanson, evidenciando que posee una capa profunda de regolito, resultado de múltiples colisiones a lo largo de su historia. Estos cráteres, que alcanzan dimensiones kilométricas, indican que gran parte de su superficie ha sido afectada por el bombardeo de otros cuerpos celestes. Esta información es crucial no solo para comprender la historia de este asteroide en particular, sino también para ofrecer información valiosa sobre la mecánica de la familia de asteroides 163 Erígone. Tras este encuentro histórico, la sonda Lucy continuará su misión, dirigiéndose a su próximo destino: el asteroide troyano Eurybates, donde se espera obtener más información fascinante sobre las raíces del sistema solar.










